Medicina Hiperbárica: Mejora la respuesta de tumores de difícil tratamiento a la Radioterapia.
Sometidos a oxigenoterapia, en la cámara hiperbárica, tumores con mal pronóstico y resistentes a la radiación se vuelven más sensibles a ésta respondiendo mejor al tratamiento. En Benalmadena, Málaga, en Hospital Vithas Xanit, disponemos de la mejor cámara hiperabárica de Andalucía, que junto un equipo de profesionales altamente cualificados, le ofrecen todas las ventajas de la medicina hiperbárica.

Hasta hace relativamente poco el principal uso de la medicina hiperbárica relacionado con el cáncer era para el tratamiento de las lesiones producidas como consecuencia de las sesiones de radioterapia (radionecrosis, su nombre médico). Esta relación parece haberse estrechado en los últimos tiempos, pues diversos trabajos han comprobado los beneficiosos efectos de esta terapia en un determinado tipo de tumores. En concreto, lo que se ha visto es que, sometidos a una sesión de oxigenoterapia, éstos se vuelven más sensibles a la radioterapia y responden mejor al tratamiento.

Aunque durante años estuvo relegada al campo del submarinismo y las enfermedades por descompresión, esta disciplina ha evolucionado al tiempo que se han ido extendiendo sus indicaciones. Además de los accidentes de buceo o en los casos de intoxicación por monóxido de carbono (para los cuales resulta el único tratamiento eficaz), la terapia hiperbárica es también fundamental en otros campos.

En cáncer, a parte de para la sensibilización de tumores, una indicación muy importante es para tratar las secuelas de la radioterapia, como decíamos al principio. «Entre las patologías no relacionadas con el buceo que más tratamos y en las que obtenemos respetables resultados están las, a veces inevitables, secuelas tras radioterapia oncológica, por tener entre sus efectos la destrucción de la microcirculación local con el subsiguiente sufrimiento del tejido sano», apunta Miguel Ángel Brinquis, jefe del Servicio de Medicina Subacuática e Hiperbárica del Hospital Gómez Ulla de Madrid.

Como la osteorradionecrosis de mandíbula (una secuela muy común del tratamiento del cáncer de boca o larínge con radioterapia). De hecho, según el estudio «Patologías tratadas con oxigenoterapia hiperbárica en el Hospital Gómez Ulla de Madrid», publicado en junio de 2015, las lesiones radioinducidas fueron la indicación principal de tratamiento con el 52,21% de los casos.

Le siguen las úlceras y heridas de difícil cicatrización y con mala respuesta a tratamiento convencional, que supusieron 23% de los casos. Y es que, como asegura Salvador, «todas las patologías relacionadas con una mala irrigación de los tejidos son susceptibles de ser tratadas con terapia hiperbárica». Tal es el caso del pie diabético o las úlceras venosas.

«La cicatrización es un proceso reparativo y las células encargadas de llevarlo a cabo, como los fibroblastos y las células defensivas, son muy altas consumidoras de oxígeno, por lo que aquella se detiene si no hay suficiente oxígeno disponible en el área lesionada, y esto ocurre en muy distintas patologías, –explica el doctor Brinquis–. Dentro del complejo proceso reparativo es fundamental rehacer la red circulatoria y, en trabajos experimentales, se ha demostrado que esto se inicia antes de las 30 sesiones de media. Puesto en marcha el proceso es el organismo el que debe tener capacidad para poder completarlo. Cada sesión nuestra dura unos 80 minutos. Los ciclos de sesiones pueden repetirse», continúa el especialista.

De esta manera se «consiguen cerrar el mayor porcentaje de heridas que no lo hacen, pero es importante hacer un estudio vascular, coordinarse con cirujanos vasculares para desembrozar, hacer angioplastia o poner un stent para mejorar esa circulación. Y si, a pesar de eso, no se cierran, integramos la cirugía vascular y las curas y se acudiría a la Medicina Hiperbárica», añade el doctor Salvador. Habitualmente, a partir de la segunda semana ya se empiezan a apreciar los resultados.

El abanico de tratamientos que ofrece la oxigenoterapia es muy amplio y también abarca a pacientes con patologías como la sordera súbita, los aplastamientos, los injertos o la gangrena gaseosa. Sin embargo, en los últimos años otra aplicación que ha cobrado especial relevancia ha sido su utilización en el tratamiento de lesiones deportivas por parte de los atletas de élite de todo tipo.

En medicina deportiva

Esto se debe a que «acorta los procesos de curación médicos en los traumatismos. Como tratamiento adyuvante en procesos de desgarros ligamentosos o cicatrizaciones musculares. Es una herramienta más que interesante para el fisioterapeuta pues acelera los procesos de cicatrización de ligamentos, y de consolidación de la fractura. Pero si se utiliza con células madre o factores de crecimiento se consiguen cicatrices demasiado hipertróficas (es decir que el ligamento está más engrosado y pierde flexibilidad)», explica Salvador. «Reduce el tiempo de recuperación a la mitad –coincide Carlos Santelli, especialista en esta disciplina y asesor médico de la Clínica Revitacell de Madrid– pues acelera el funcionamiento normal del organismo (gracias a esa optimización del transporte del oxígeno en los tejidos), y con ello también los procesos de curación».

¿Cómo funciona?

La oxigenoterapia hiperbárica es una forma de tratamiento médico que consiste en respirar oxígeno puro a una presión superior a la normal. El oxígeno administrado en ambiente presurizado actúa como un fármaco. Su mecanismo de acción responde, por un lado, a la variación de la presión ambiental (ley de Boyle Mariotte), pues cuando ésta aumenta los gases experimentan una reducción proporcional de su volumen, y por otro, al incremento de la cantidad de oxígeno disuelto en la sangre ya que, cuando un gas entra en contacto con un líquido (ley de Henry) tiende a disolverse en el mismo. De esta forma, al respirar oxígeno en un ambiente hiperbárico se incrementa en más de 20 veces la cantidad presente en la sangre. Y por eso también el oxígeno es capaz de llegar a sitios donde no lo hace el riego sanguíneo.

Destacamos esta noticia de la sección «A tu Salud» del periódico La Razón

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